debiera  estar  utilizando  signos  convencionales  verbales,  cuando  aun  usando  palabras  lo  hace  de  una 
manera  tan  deformada  en  su  articulación  que  es  ininteligible  su  lenguaje  y  cuando  sólo  utiliza 
determinados elementos gramaticales, tanto en el aspecto sintáctico como en el léxico y en el aspecto 
pragmático, demorándose en la adquisición de otros nuevos elementos lingüísticos. (López, 2015) 
 
La investigación se concreta en la clasificación de retraso secundario del lenguaje por formar parte del 
diagnóstico del caso estudiado. 
 
El  retraso  secundario  del  desarrollo  del  lenguaje  puede  ser  debido  a  diferentes  causas,  pero  las  que 
primero hay que descartar, son las que tienen peor pronóstico que son las siguientes: 
 
Retraso  mental,  lesiones del Sistema  Nervioso  Central  (SNC) o  periférico  como  la  parálisis  cerebral, 
alteraciones  psíquicas  como  el  Autismo,  pobre  estimulación  verbal,  sobreprotección  familiar, 
bilingüismo, trastornos de la lateralidad, enfermedades crónicas de la  infancia, retardo en el uso de la 
masticación en la ablactación, alteraciones del desarrollo motor y trastornos auditivos. (Méndez, Torres, 
& López, 2014) 
 
Se profundiza en esta última por constituir la causa que incide en el retraso del lenguaje del caso que se 
investiga.    
 
El déficit auditivo no es más que la dificultad o la imposibilidad de usar el sentido del oído, debido a una 
pérdida de la capacidad auditiva parcial (hipoacusia) o total (cofosis), y unilateral o bilateral. 
 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como persona sorda a aquella que no es capaz de 
percibir los sonidos de cualquier índole con ayuda de los amplificadores individuales (prótesis auditiva) o 
colectivos. Existen muy pocas personas que no están en condiciones de percibir algún sonido producido 
por el ser humano, animal o algún fenómeno físico o de la naturaleza, por lo que la pérdida auditiva en el 
hombre no siempre significa la sordera, sino también la presencia de algún residuo auditivo. 
 
Entre las ayudas técnicas y tecnologías más  conocidas que se utilizan en el hogar y en la escuela, se 
encuentran los amplificadores de uso individual (prótesis auditiva) y colectivos, que son diversos y tienen 
diferente nivel de potencia. 
 
En la práctica cotidiana se han utilizado otras formas de ayudas técnicas que son muy conocidas por las 
personas sordas, tales como: despertadores visuales o vibratorios, timbres visuales para la puerta, para el 
teléfono y el teléfono de texto, entre otros. Todas estas formas le proporcionan, además de la educación, 
su participación en la vida social y en sentido general una mejor calidad de vida. 
 
Los primeros Implantes Coleares (IC) se realizaron en Cuba en 1998 como resultado de un trabajo de 
colaboración entre varias instituciones de salud e investigación. Hace algunos años la dirección del país 
orientó extender los beneficios de este tipo de tratamiento a niños sordo-ciegos, creándose el “Programa 
Cubano  de  Implantes  Cocleares  para  niños  sordo-ciegos  y  sordos”  (PCIC).  Este  programa,  dirigido  a 
niños  con  discapacidad  múltiple,  se  inició  una  vez  creada  las  condiciones  en  el  Hospital  Pediátrico 
Marfán, a partir del 7 de febrero del 2005. (Hernández Fernández, Zamora Rodríguez & Abreu García, 
2016) 
 
Los  implantes  cocleares  (IC)  son  prótesis  auditivas  consideradas  como  oídos  biónicos,  es  decir,  son 
dispositivos electrónicos de avanzada tecnología, capaces de sustituir el sistema de transducción de las 
células  ciliadas  no  funcionales  del  oído  interno,  y  convertir  la  energía  mecánica  sonora  en  señales 
eléctricas, que serán transmitidas al nervio auditivo en aquellos pacientes con sordera neurosensorial de 
causa coclear. (Jiménez, 2011) 
 
Sin embargo,  el éxito de la ganancia auditiva del implantado, en gran medida reside en el apoyo que 
reciba el niño en la etapa de rehabilitación por especialistas, familiares y amigos. El Implante Coclear 
(IC) restablece parcialmente la audición a las personas profundamente sordas, al darle la posibilidad de 
comunicarse con el mundo, al llevar el sonido hacia las terminaciones del nervio auditivo bajo la forma 
de  estímulos  eléctricos.  A  diferencia  de  las  prótesis  auditivas  convencionales  (audífonos)  el  implante 
precisa de cirugía para ser colocado en el hueso temporal y de rehabilitación.